lunes, 26 de julio de 2010

Soy un hombre sin vida, pero que ama a la música

Por la tarde recibí una llamada de Bob que al fin daba señales de vida. Preguntó por la chica, Samantha, al parecer son vecinos y amenudo sale con mi grupo de amigos. Era como si hubiese estado encerrado en una burbuja aislado de todo, ¿qué mas no sabía? Fué cuando me di cuenta de que tendría que salir más, me estaba perdiendo muchas cosas. Heroína me propuso salir esa noche, iríamos a un concierto en una sala de la zona con Travis y Matt así que acepté sin pensármelo dos veces. Me encanta la música, es una de las pocas cosas a las que no me puedo resistir. Para mí es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y que tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.
Durante mi época en el instituto tocaba el bajo en una banda, nos llamábamos The Bitch Boys. Estuvimos haciendo ruído por algunas salas. Tocar frente a un manojo de gente que reaccione bien es de las mejores sensaciones del mundo.
Por aquel entonces el punk nos transmitía toda la adrenalina que necesitabamos. Travis me metió en esa moda punk anarquista por primera vez, empezó cuando éramos chicos, tendríamos 14 años quizás, éramos unos perdedores entonces y no digo que ahora hayamos dejado de serlo. ¿Recuerdas a esos chicos que se sentaban solos en la cafetería? Esos éramos nosotros. Recibíamos los insultos y las burlas de los mayores deseando que fueran amables por un minuto. Entonces un día Travis decidió que ya era suficiente, quería dejar de ser un idiota. Estábamos en el desván de mi casa leyendo cómics cuando me empezó a hablar de todo el mundo que había fuera.
- Deberíamos ir a las fiestas, emborracharnos, follar... ¡Volvernos locos!
- La última vez que fuimos a una nos golpearon. - En nigún momento de mi vida he visto el vaso medio lleno.
- ¡Pues deberíamos dar nuestras propias fiestas!
Ahora que recuerdo todo eso, por aquel entonces Travis era un Bob de la vida. Pero volvamos al desván, allí teníamos un reproductor, estabamos escuchando Rush y Travis se sacó un cassette del bolsillo.
- Esto me lo enseñó un tipo de Los Ángeles.
- ¿Cuándo has estado tu en Los Ángeles?
- Cállate y escucha, dime si no es bueno.
- Eso no es nada. - Cuando esa cinta empezó a sonar y escuché ese sonido tan pesado pensé, Jesucristo, si esto es el punk no quiero conocerlo.
- Escucha, dale una oportunidad.
- ¿Qué es eso?
- ¿Qué que es esto?
- Si, que es eso Travis.
- Esto es nuevo.- Al decir eso las guitarras cobraron velocidad y me miró con unos ojos seguros y convencidos, dejaríamos de ser unos idiotas.
Y aquí estoy, estudiando en la universidad, obviamente me sacaré una carrera y estaré en el puto sistema. Digo, no hay futuro en la anarquía pero cuando estuve en ella nunca pensaba en el futuro. Siempre pensamos que el mundo iba a terminar y cuando no terminó tuve que hacer algo así que, ¡al carajo! ahora sé que se puede joder más al sistema desde dentro que desde fuera. Creo que esa es la ironía final, no fuí nada más que un puto jodido posser. No culpo al típico punk de 17 años que me llama vendido, pero verá que cuando crezca hay más cosas que vivir de su integridad punk.
Ahora escucho música alternativa. Está claro que la mayoria de la gente no sabe mucho de música alternativa. Escuchan a Guns n’ Roses, quizá hayan oído algo de Anthrax. No puedo pretender que entiendan el mensaje que tratan de lanzar los grupos alternativos.Todas esas letras han sido pedazos de poesía y los pedazos de poesía se toman de poemas que comúnmente no tiene significado en primer término.

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